Polinesia Francesa
Embárquese en una aventura de navegación única en la vida a través del paraíso de la Polinesia Francesa. Este itinerario seleccionado le llevará desde los exuberantes paisajes de Tahití hasta la tranquila belleza de Moorea, el encanto virgen de Huahine, las aguas sagradas de Raiatea y los recónditos islotes de Taha'a, antes de culminar en la mundialmente famosa laguna turquesa de Bora Bora. Ya sea que busque aventura, relajación o una experiencia cultural, este alquiler de yates le sumergirá en lo mejor que el Pacífico Sur tiene para ofrecer.
Día 1 - Tahití a Moorea
Su viaje comienza en Tahití, donde la vibrante energía de los mercados de Papeete y las pintorescas carreteras costeras marcan la pauta para un viaje inolvidable. Poco después de embarcar, zarpará hacia Moorea, un crucero corto pero impresionante a través de las profundas aguas azules. A su llegada, explore los impresionantes picos dentados y las lagunas cristalinas de Moorea. Practique snorkel con rayas y tiburones de arrecife en las aguas poco profundas de la bahía de Opunohu o camine hasta el mirador de Belvedere para disfrutar de vistas panorámicas de los exuberantes valles de la isla. Al atardecer, disfrute de una cena gourmet a bordo, rodeado de los suaves sonidos del Pacífico.
Día 2 & 3 - Moorea a Huahine
Una navegación más larga le llevará a la remota y virgen isla de Huahine, conocida como el «Jardín del Edén» por su rica vegetación, playas de arena blanca y maravillas arqueológicas. Pase dos días descubriendo esta joya escondida. Visite los antiguos templos polinesios (marae), dé un tranquilo paseo en bicicleta por las plantaciones de vainilla o sumérjase en los vibrantes arrecifes de coral repletos de vida marina. Para los amantes de las emociones fuertes, los potentes rompientes de la isla ofrecen un desafío estimulante. Por las noches, relájese en la cubierta con un cóctel, viendo cómo el cielo se transforma en un lienzo de tonos ardientes.
Día 4 - Huahine a Raiatea
Zarpe hacia Raiatea, el corazón sagrado de la Polinesia y un centro espiritual para los antiguos viajeros polinesios. Esta isla alberga el Taputapuātea marae, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde podrá conocer las arraigadas tradiciones del pueblo polinesio. Navegue por el sereno río Faaroa, el único río navegable de la Polinesia Francesa, rodeado de una exuberante selva tropical. Con sus tranquilas aguas y sus constantes vientos alisios, Raiatea es también un paraíso para los amantes de la navegación. Disfrute de una noche tranquila anclado en una bahía aislada, bajo un cielo repleto de estrellas.
Día 5 & 6 - Raiatea a Taha'a
Un corto viaje en barco le llevará a la fragante isla de Taha'a, a menudo conocida como la «isla de la vainilla» debido a sus exuberantes plantaciones de vainilla. Pase dos días disfrutando de los lentos ritmos de la vida isleña. Visite una granja de perlas local y aprenda sobre el arte de cultivar perlas negras de Tahití, luego haga esnórquel a la deriva a través de los impresionantes jardines de coral que rodean los motus (pequeños islotes) de la isla. Taha'a ofrece algunos de los fondeaderos más apartados, lo que la convierte en el lugar perfecto para relajarse en absoluta tranquilidad. Disfrute de un festín polinesio junto a la playa, con marisco fresco y danzas tradicionales de fuego.
Día 7 - Taha'a a Bora Bora
La última etapa de su viaje le llevará a la legendaria Bora Bora, donde su emblemática laguna deslumbra en todos los tonos de azul. Llegue a la sombra del monte Otemanu y eche el ancla en las aguas más impresionantes del mundo. Pase el día nadando, practicando paddle surf o buceando con mantarrayas. Explore los lujosos resorts de la isla y disfrute de un tratamiento de spa con aceite de monoi de origen local. Para un final mágico, disfrute de una cena privada en un motu apartado, contemplando la puesta de sol en el horizonte mientras celebra el final de un viaje extraordinario.
Este inolvidable crucero en yate por la Polinesia Francesa ofrece una mezcla perfecta de aventura, relajación e inmersión cultural. Al desembarcar, llévese consigo los recuerdos de playas vírgenes, una vibrante vida marina y la belleza atemporal del Pacífico Sur. Hasta la próxima, ¡que el espíritu de la Polinesia le acompañe!